México se encuentra en el centro de una guerra contra el narcotráfico que no deja de intensificarse. Desde 2006 se cuentan más de 400.000 personas asesinadas y más de 125.000 desaparecidas. Pero el conflicto va más allá de las fronteras del país.<br /><br />En ciudades mexicanas como Tijuana, Culiacán o Doctor Coss, bandas armadas se enfrentan en combates utilizando narcotanques fabricados por ellos mismos. Las fosas comunes en zonas residenciales no son una excepción. Muchas víctimas nunca llegan a identificarse. Quienes desaparecen, a menudo simplemente estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado.<br />México es un país de tránsito clave en la red mundial del narcotráfico. La cocaína proveniente de Sudamérica, la metanfetamina producida en laboratorios nacionales y el fentanilo se trasladan desde aquí hacia Estados Unidos y posteriormente a Europa, Asia y África. A cambio, regresan dinero y armas. El comercio ilegal mueve miles de millones de dólares y dota de un enorme poder a los jefes narcos.<br /><br />Los cárteles reclutan deliberadamente a jóvenes de regiones pobres, prometiéndoles ingresos, ascenso social y protección. Se infiltran en las instituciones, el sistema judicial, la policía y el ejército. La violencia es sistémica. El miedo es constante. Pero el conflicto ya no afecta solo a México. Estados Unidos, como principal destino de las drogas, incrementa la presión sobre el país y no descarta una intervención militar.<br />
